Fueron dos meses donde ni el frío ni la lluvia lograron interrumpir el trabajo con la comunidad. Dos meses provechosos, que permitieron al municipio visitar los 21 barrios de Maipú, en sus sedes y con su gente. Con el trabajo finalizado, los funcionarios de SECPLA y Organizaciones Comunitarias (DIDECO), retornaron provistos de los sueños de nuestros vecinos, recopilados a través de los instrumentos aplicados, en donde se plasmó el sentir, la visión y las propuestas de los habitantes maipucinos.
De esta forma y con una nutrida información acopiada, concluyeron el pasado 10 de julio las asambleas barriales -instrumento para la construcción de los Planes de Desarrollo Barrial (PLADEBAS), instancias clave en la elaboración participativa del Plan de Desarrollo Comunal (PLADECO), que será la carta de navegación de la actual gestión municipal con miras al Bicentenario de 2018.
Los vecinos, en su mayoría dirigentes, concurrieron ilusionados y dispuestos a aportar una suma cuantiosa de ideas, pues sabían que lo que de allí surgiera sería considerado para los próximos años dentro del programa de trabajo de la Administración comandada por el alcalde Christian Vittori.
CÓMO VIERON EL PROCESO LOS EQUIPOS MUNICIPALES
La evaluación de este proceso, más allá de los datos recogidos y de los resultados proyectados, significó una excelente oportunidad para quienes participaron como expositores y colaboradores en terreno.
Oportunidades como éstas permiten conocer de primera fuente la realidad de los barrios, establecer una mejor sintonía con los vecinos y al mismo tiempo contribuir en hacerles sentir que existe una preocupación real por sus necesidades.
Así lo vieron varios de los funcionarios municipales que sirvieron de “relatores” en las asambleas, exponiendo ante la comunidad el significado y las implicancias del PLADECO y de conducir la metodología aplicada en estos encuentros.
Para Patricio Mercado, funcionario de Organizaciones Comunitarias y encargado de los Enlaces Territoriales de los barrios, el balance fue positivo. Según él, “es esencial la participación ciudadana para el diagnóstico de necesidades y el diseño de acciones futuras que tendrán por objeto involucrar a los vecinos en la búsqueda de las soluciones a sus problemáticas barriales, y desde ahí generar una gestión corresponsable con la fuerza ciudadana para mejorar la calidad de vida de las personas”.
Este vínculo entre comunidad y municipio, señala, “permite generar los consensos adecuados para una planificación de las acciones municipales, que se traducirán en futuros proyectos, planes, programas e inversiones de mediano y largo plazo, cuyo debate y diálogo ciudadano nace en los propios barrios, pero con una mirada de carácter comunal”.
Otro participante del proceso fue Jorge Araneda, encargado de la Oficina de Gerenciamiento Estratégico de SECPLA, quien señaló que “el sólo hecho de poder escuchar a la gente sin anestesia y abriendo nuestros flancos como funcionarios municipales a las críticas, hace que sea una experiencia riquísima en lo profesional y en lo humano, pues nos permite conocer realidades ocultas en los territorios”.
Para Daniela Cifuentes, socióloga de SECPLA y Agente de Participación Ciudadana, los objetivos centrales del proceso fueron logrados, “porque en primer lugar, se validaron los temas que surgieron en la Cumbre Ciudadana de 2011, y por otro lado, se identificaron los espacios públicos más carentes de preocupación por parte de nuestro municipio, y que para nuestros vecinos son prioridad”.
Pero no sólo eso. Ellos concuerdan en que experiencias de este tipo ayudan a sensibilizarse y ubicarse en el lugar de los habitantes de nuestra comuna. Para Araneda, el trabajo en terreno permite conocer las realidades vecinales que la planificación dentro de una oficina, muchas veces no ayuda a dimensionar.
En tanto, Mercado opinó que estos procesos permiten generar la sinergia y empatía con el anhelo de los vecinos por vivir en un barrio con estándares de ciudad donde existan más áreas verdes, menos congestión vehicular, más acceso a centros de salud, colegios cerca del barrio, mayor seguridad, más acceso a beneficios estatales, más y mejores espacios públicos; en suma, lo que implica aumentar el conocimiento de la realidad territorial.
Según explicó, “como funcionarios debemos estar más conectados con la realidad de la gente y colaborar para que otros colegas asuman un rol similar en beneficio de la comunidad”.
En tanto, Daniela Cifuentes dijo que su experiencia le sirvió “para conocer de mejor modo los barrios, entendiendo con mayor certeza dónde debemos enfocar nuestro trabajo para la comunidad. Es vital no olvidarnos de eso, que somos funcionarios públicos donde nuestro único objetivo es el vecino, por lo que debemos trabajar para mejorar su calidad de vida”.
Todos los funcionarios concuerdan en que, para futuras instancias, será muy importante aplicar metodologías más sencillas, y por sobre todo concentrar la mayor parte del tiempo en escuchar a los vecinos -y hablar menos, como municipio- para facilitar los consensos que permitan la consecución de los objetivos para los cuales fueron creados los espacios de encuentro y diálogo con la comunidad.
También es clave, según apunta Mercado, no prometer cosas que no se podrán cumplir. Según dijo, “es fundamental involucrarse en la escucha, tomando apuntes para pedir apoyo a otros colegas, y de ese modo dar una respuesta formal a los vecinos. No siempre se podrá decir que "sí", pero es claro que tampoco siempre se dirá que "no" y, en más de alguna oportunidad, sabremos encontrar soluciones”, afirmó.
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